Dieta macrobiótica: : definición, beneficios y alimentos

La dieta macrobiótica es más que una dieta en sí. Es una filosofía de alimentación que ayuda a sus seguidores a lograr una mejor salud y un aumento de la calidad de vida.

No se trata de una “dieta milagro”. Seguirla conlleva un cambio radical de vida, pudiéndose apreciar sus efectos en el medio/largo plazo. Es, además, una nueva forma de entender el mundo, pues rechaza todos los alimentos que no provengan directamente de la naturaleza.

¿Qué es la dieta macrobiótica?  

Esta dieta procede de la medicina oriental, siendo seguida desde antaño por los adeptos de la religión budista. La dieta macrobiótica es todo un estilo de vida regida, esencialmente, por los principios del Yin y el Yang. De acuerdo con esta filosofía oriental,  si el Yin y el Yang están en equilibrio, la salud humana no correrá ningún peligro.

Por supuesto, una alimentación adecuada es primordial para alcanzar ese equilibrio vital. En dicha filosofía se establecen básicamente dos tipos de alimentos:

  • Alimentos Yin. Se trata de comida que no aporta. Estos alimentos se relacionan con lo oscuro, el frío y la humedad, debilitando el organismo. Algunos de ellos serían el azúcar, café, bebidas alcohólicas, lácteos, frutas tropicales y miel.
  • Alimentos Yang. Esta comida tonifica el organismo y proporcionan energía. Se relacionan con lo cálido. Este tipo de alimentos se dividen en tres grupos: cereales, legumbres y vegetales.

Se puede decir que la dieta macrobiótica es esencialmente ecológica y que tiende al vegetarianismo. La proteína animal se iría eliminando progresivamente, llegando a reducirse la alimentación al consumo casi en exclusiva de cereales integrales.

Principios fundamentales de la dieta macrobiótica

Según esta dieta, deberíamos consumir alimentos que no alterasen nuestras características biológicas. De acuerdo con los principios de la dieta macrobiótica, los seres humanos no deberíamos consumir alimentos en cuya elaboración hayan intervenido elementos químicos, ya que nuestro organismo no está preparado para ello. Por ese motivo es necesario volver a la alimentación tradicional, en la que los cereales, verduras y legumbres eran la base de la dieta.

Los principios básicos que establece la macrobiótica deben cumplirse diariamente. Entre ellos se encuentran:

  • Agua. Debe consumirse bastante agua a sorbos, antes o después de las comidas, nunca durante. Mejor si está tibia, como en tés, infusiones o sopas.
  • Cereales integrales. Tendrían que representar el 50%, aproximadamente, de los alimentos que se ingieren cada día.
  • Legumbres. Estos alimentos deberían ocupar el 15% del total de alimentos que se consuman diariamente.
  • Hortalizas y vegetales. Deberían formar parte, como mínimo, del 25% de la dieta diaria. Tienen que consumirse cocidos, jamás crudos o fritos.
  • Proteínas. Se podrían consumir, al menos, dos veces a la semana. Las proteínas deben proceder principalmente de pescados blancos o de aves como el pollo o el pavo. El resto de tipos de carnes y pescados quedan descartados.
  • Huevo. Esta dieta permite comer un huevo cada diez días.
  • Fruta. Debemos consumirla siempre cocida. En la medida de lo posible, se tendría que evitar la ingesta de fruta cruda.

Alimentos prohibidos en la dieta macrobiótica

Hay alimentos que no forman parte de la dieta macrobiótica. Algunos de los que se deben evitar son:

  • Alimentos refinados y que contengan conservantes o colorantes añadidos.
  • Alimentos en cuyo cultivo se hayan utilizado abonos químicos.
  • Carnes rojas.
  • Grasas animales.
  • Productos lácteos.
  • Berenjenas, patatas, frutas tropicales, tomates y zumos.
  • Azúcares.
  • Condimentos y especias picantes.

Beneficios de la dieta macrobiótica

La dieta macrobiótica aporta a nuestra salud una gran cantidad de beneficios, por lo que no es de extrañar que tenga un, cada vez, mayor número de seguidores. Entre estos beneficios destacan:

  • Estómago más sano. Los alimentos que se consumen al seguir una dieta macrobiótica ayudan a mantener el nivel de pH adecuado para el organismo. Es por eso que tanto la acidez como el ardor de estómago desaparecen totalmente.
  • Regula el tránsito intestinal. La dieta macrobiótica incluye alimentos cargados de fibra, facilitando el tránsito intestinal diario. Por esa razón, se suele recomendar esta dieta a las personas que padecen problemas gastrointestinales o estreñimiento crónico.
  • Nivel de glucosa estable. Los alimentos que forman parte de esta dieta ayudan a controlar los niveles de azúcar en sangre.
  • Peso estable. Al estar muy limitado el consumo de calorías y no estar presentes las grasas y azúcares procesados, los seguidores de la dieta macrobiótica suelen mantener la línea, sin coger kilos con facilidad.
  • Mayor tranquilidad. Las propiedades de los alimentos que incluye esta dieta contribuyen a reducir el estrés, haciéndonos sentir mucho mejor en nuestro día a día.
  • Agilidad mental. Se suele decir que la dieta macrobiótica ayuda a que el cerebro funcione de manera óptima. Esto es porque se logra que nuestro cerebro tenga más claridad.
  • Mayor energía. La dieta macrobiótica es rica en cereales, con un gran aporte de hidratos de carbono. La clave está en que estos hidratos son de cadena lenta. Esto quiere decir que la sensación de energía y vitalidad se prolonga a lo largo del día. Por ello, esta dieta suele indicarse para personas que normalmente realizan una actividad física agotadora, así como para personas que sufren largas convalecencias.

Inconvenientes de la dieta macrobiótica

La dieta considera las características físicas de cada individuo, como la edad, el sexo o la complexión. Sin embargo, no es probablemente un tipo de alimentación que pueda seguir todo el mundo.

Al tender a eliminar las proteínas animales, las personas que tengan bajos niveles de hierro o falta de la vitamina B12 no podrán seguir la dieta. Por eso, es imprescindible hacer análisis antes de la macrobiótica, así como durante las primeras semanas.

Una de sus desventaja es que puede resultar más cara, pues los alimentos ecológicos y los que no contienen ningún conservante suelen tener precios más altos.

Sin embargo, si la posibilidad de llevar este tipo de alimentación está a nuestro alcance, es ideal para llevar una dieta totalmente natural, libre de toxinas y que nos ayude a depurar el organismo.

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