Historia de Almería. El Imperio del Sol

En la historia de Almería han dejado huella diferentes civilizaciones que han contribuido en la riqueza del patrimonio cultural, histórico, artístico y monumental de la ciudad.

Conoce la deslumbrante historia de Almería, el imperio del sol:

Prehistoria

Durante la Edad de los Metales florecieron dos de las culturas más importantes de la península Ibérica:

  • Los Millares. Nació en el Calcolítico. Basó su economía en la ganadería, la agricultura, la caza y la metalurgia del cobre. Torreones y tres líneas de murallas protegían al poblado.
  • El Argar. Surge durante la Edad del Bronce. Diversificó la producción agrícola y ganadera, desarrolló un modelo alfarero propio y creó el vaso campaniforme, llegando a extenderse por todo el levante español.

Años más tarde, los fenicios fundarían las colonias Abdera (Adra) y Baria (Villaricos), las más relevantes, que acabarían siendo cartaginesas.

Imperio romano

Las tropas romanas la ocuparon durante la campaña del general Escipión el Africano contra los cartagineses. Pasaría a llamarse Portus Magnus y se convertiría en uno de los puertos más destacados de todo el Sur de Hispania.

Los romanos trajeron consigo la organización territorial y las vías de comunicación, así como los impuestos. Los recursos mineros de la zona fueron explotados sistemáticamente, mientras que el comercio se fortaleció.

Más tarde, sería tomada por los vándalos, los visigodos y los bizantinos.

Edad Media

La época musulmana

La gran historia de Almería empieza en esta época. La ocupación musulmana comienza en el año 713 después de Cristo (d. C.).

Tiempo después, formaron junto con la población autóctona una república de marinos, siendo el comercio la base de su prosperidad, debido a su situación estratégica. Su sede residía en Bayyana, la actual Pechina.

Durante el siglo IX y la primera mitad del X, Almería fue conocida como el barrio marítimo de Bayyana, bautizándola como Al-mariyat Bayyana (la atalaya de Pechina).

La ciudad fue fundada oficialmente en el 955 d. C., cuando se iniciaron las obras bajo las órdenes de Abderramán III de la Alcazaba, una fortaleza de 43.000 metros cuadrados, para defenderla de posibles ataques del califato fatimí, originario de Túnez.

Tras una lucha contra los rebeldes mozárabes, de la que salieron victoriosos, Abderramán III decidió trasladar la capital y la llamada Al-mariyat Bayyana recibió el título de “ciudad”. Almería quedó amurallada, diferenciándose claramente tres zonas: la Medina, que era la principal, el Aljibe y la Musalla, los arrabales.

La Guerra Civil comenzó en 1009-10 y la desintegración del Califato dio lugar a la floreciente Taifa de Almería. Su primer rey fue Jairán, que la independizó de Córdoba. Tiempo después, Almotacín, “el rey poeta”, engrandeció la corte al llenarla de literatos y científicos.

En el siglo XI, se convirtió en el puerto más internacional de Al-Andalus, siendo la seda el producto que más se exportaba.

Acabaría siendo ocupada por los Almorávides. En 1147 las tropas cristianas de Alfonso VII tomaron la ciudad durante diez años que pararon insalvablemente el crecimiento de la Almería musulmana. En 1157 los Almohades la reconquistarían.

En el siglo XIII comenzó el período nazarí, que enfrentó continuas luchas internas. La ciudad pasa a formar parte de la soberanía castellana tras la entrada de las tropas cristianas en 1489.

Edad Moderna

Siglo XVI

Durante el siglo XVI tuvo lugar una época de gran retroceso y abandono.

Almería no formaba parte de ninguna ruta comercial americana, por lo que no pudo aprovechar sus riquezas ni la actividad que generaban.

La ciudad sufrió varios ataques de los piratas berberiscos. Igualmente, se prodigaron numerosos terremotos que mermaron la población, siendo especialmente nefasto el de 1522, que destruyó la ciudad casi por completo.

La Catedral de Almería quedó destrozada y el obispo Fray Diego Fernández de Villalán, mandó construirla de nuevo.

Siglos XVII-XVIII

El siglo XVII comienza con una despoblación vertiginosa, manteniéndose el aislamiento y las malas comunicaciones de siglos anteriores.

Pese a las penosas circunstancias, gracias a las explotaciones de hierro en los Filabres, plomo en Gádor y mármol en Macael, la actividad minera consigue impulso.

Comienza a surgir la actividad cultural y etnológica que seguirá desarrollándose a lo largo del siglo y del siguiente.

En 1640, a petición del obispo José de la Cerda, se edita el primer libro en Almería, lo que abriría la veda a nuevas iniciativas que vendrían con el movimiento cultural e intelectual de la Ilustración.

En el siglo XVIII, los gobernantes de Almería comienzan a recabar información fidedigna sobre demografía, migración y trabajo.

Edad Contemporánea

Siglo XIX

Durante la Guerra de la Independencia los franceses llegaron a ocupar la ciudad brevemente.

En 1814, con la vuelta  al poder de Fernando VII, volvió también el Absolutismo. Las cortes de Cádiz de 1812 fueron derogadas.

En 1824 tuvo lugar la matanza de “Los Coloraos”. Unos soldados provenientes de Gibraltar desembarcaron en Almería. Pretendían proclamar la libertad y restituir la constitución de 1812 pero fracasaron, siendo 22 de ellos fusilados por los absolutistas.

En el siglo XIX también se producen avances geopolíticos, urbanísticos y de infraestructuras. La provincia quedó desvinculada del viejo reino de Granada al adquirir por decreto de 1834 personalidad administrativa propia.

Almería va evolucionando hacia una Ciudad Burguesa. A finales del siglo XIX, vuelve a alcanzar la prosperidad de tiempos pasados gracias al importante dinamismo social y al auge económico, basado en la minería y el comercio de la uva.

Siglo XX

Desde principios de siglo hasta 1939, tras la Guerra Civil, no hubo demasiados avances y en cambio sí se presentaron muchas dificultades.

En los años 60, se produce el milagro económico. La que antaño fuera un desierto se convirtió en un vergel gracias a la difusión del arenado y la agricultura intensiva bajo plástico en la comarca del Poniente.

Las variadas e importantes transformaciones experimentadas por Almería durante el siglo XX la convirtieron en una urbe horizontal y tranquila. La aparición de grandes edificios en pleno casco histórico modificó su imagen tradicional, habiendo crecido la ciudad más allá de la Carretera de Ronda.

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