Baños termales: lujo para los sentidos

Los baños termales nos proporcionan una manera excelente de reconstituir energías y calmar tensiones para alcanzar así el tan ansiado equilibrio emocional. Sumergirse en las aguas y dejarse llevar por su cálido abrazo es, sin duda, un placer para los sentidos.

¿Qué son los baños termales?

Los baños termales tienen cabida dentro de la hidroterapia, que aplica el agua, ya sea en estado líquido, gaseoso, fría, caliente o en combinación con otras sustancias, con una finalidad terapéutica.

Existen diferentes tipos de hidroterapia en función de los distintos efectos que puede ejercer el agua sobre la salud:

  • Hidroterapia térmica. Se refiere a los baños en aguas de diferentes temperaturas, teniendo distintos efectos en el organismo. Por un lado, el agua caliente produce un efecto relajante, así como la vasodilatación periférica. Por otra parte, el agua fría ejerce un efecto antiinflamatorio y tonificante, activando la circulación y estimulando el ritmo cardíaco.
  • Hidroterapia física. El beneficio para la salud va a depender de las características del agua y de su aplicación sobre el cuerpo. En este tipo de hidroterapia se encuentran la flotación que, al experimentar la ingravidez, proporciona una profunda relajación física y mental, o la utilización de chorros de agua a presión, entre otros.
  • Hidroterapia química. Según cual sea la composición del agua, el baño termal provocará diferentes efectos. Se emplean aguas mineromedicinales que contienen diferentes niveles de sales minerales u otros compuestos. Dentro de la hidroterapia química destaca la Talasoterapia, que usa agua de mar.

También se suelen distinguir, dentro de la hidroterapia, las siguientes técnicas:

  • La balneoterapia. Las aguas que se utilizan son mineromedicinales.
  • El spa. En este caso, el agua no posee minerales, sales u otros principios activos.

Un poco de historia

Los baños termales tienen su origen en la prehistoria. Se cree que el ser humano copió este acto de los animales, que cuando se encontraban heridos o enfermos buscaban alivio en los manantiales naturales de altas temperaturas. Desde ese momento, las cualidades terapéuticas del agua termal comenzaron a ser respetadas y a ser consideras como un elemento sagrado hasta nuestros días.

La verdadera devoción por los baños termales comenzó durante la época griega, incluso en la Odisea Ulises hablaba de las bondades de los baños terapéuticos.

Sin embargo, los romanos fueron los encargados de extender el poder de la hidroterapia sobre la salud. Durante la Roma Clásica, los baños termales como técnica terapéutica cogieron gran relevancia por toda Europa. Su idea era la de restablecer el equilibrio normal del cuerpo mediante la mejora de la salud de los pacientes.

Al llegar el cristianismo a Europa, dejaron de ocupar un lugar destacado como instrumento terapéutico, ya que en esta religión el culto al cuerpo era algo irrelevante. La hidroterapia renació a principios del siglo XVI, con la invención de la imprenta.

A principios del siglo XIX los baños termales pudieron coexistir sin muchos problemas con otros medios más rápidos y eficaces para curar enfermedades, que había empezado a desarrollar la medicina. No obstante, todo cambió cuando llegaron las guerras, la Revolución Industrial y el crecimiento de las ciudades, generándose nuevas enfermedades que necesitaban nuevos tratamientos. Como consecuencia, las virtudes de los baños termales pasaron a un segundo plano.

Los balnearios vivieron su época de mayor esplendor como santuarios de la curación a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Sin embargo, sólo las élites de la sociedad podían acceder a estos centros.

Actualmente, por fortuna, los balnearios pueden ser visitados por las diferentes clases sociales y quizás se puede afirmar que los baños termales vuelven a ser una referencia en temas de salud.

Beneficios de los baños termales

Los baños termales proporcionan numerosos beneficios para nuestro organismo, incluso a nivel mental. En general, los principales beneficios de los baños termales son:

  • Relajación total. El baño termal es una técnica terapéutica con la que se relajan automáticamente el cuerpo y la mente. Contribuye a reducir el exceso de ansiedad, mejorando el descanso y la calidad del sueño.

  • Activación de la circulación sanguínea. Los baños de contraste de frío y calor logran provocar que los vasos sanguíneos se encojan y dilaten de forma sucesiva. Con esto se consigue estimular la circulación local en las extremidades, lo que contribuye a mejorar la recuperación de las zonas dañadas, ayudando a reducir la insuficiencia venosa, las arañas vasculares o las piernas cansadas.

  • Disminución de contracturas musculares. Las diferentes temperaturas del agua, sobre todo si se pasa de caliente a fría y viceversa, ayudan a relajar los músculos, aliviando problemas como la lumbalgia o la tendinitis.

  • Efectos cardiovasculares. Contribuyen a disminuir la tensión arterial. El baño con chorros, al igual que el contraste de temperaturas, favorece la circulación vascular periférica.

  • Estimulación del sistema inmunitario. La relajación y bienestar que proporcionan los baños termales propician la generación de endorfinas. Dicha hormona es clave en la recuperación de enfermedades físicas y psicológicas y tiene funciones esenciales para la salud.

  • Eliminación de toxinas. El sudor provocado por los baños de vapor ayudan a nuestro organismo a eliminar toxinas. También el vaho de las aguas calientes facilita la respiración y mejora la entrada de oxígeno a los pulmones.

Experiencia AIRE: relajar cuerpo y mente

En la experiencia AIRE podrás beneficiarte de los efectos terapéuticos del agua para el cuerpo y la mente en nuestros baños termales, inspirados en la antigua tradición de civilizaciones como la griega, la romana o la otomana.

Disponemos de amplias instalaciones con baños a diferentes temperaturas (caliente, templada y fría), de vapor o Laconicum, de mil chorros o Balneum y el baño de sal o Flotarium, ideal para desconectar mientras flotas en sus gloriosas aguas, así como elementos únicos característicos de cada centro.

Esta beneficiosa experiencia se complementa con una selección de masajes con delicados aceites esenciales y rituales exclusivos.

AIRE se sitúa en hermosos edificios históricos llenos de encanto, en el corazón de ciudades como Chicago, Nueva York, Barcelona, Vallromanes, Sevilla o Almería.

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